viernes, 14 de octubre de 2016

La Alimentación optima del Pavo Doméstico

De acuerdo a sus hábitos alimenticios en vida silvestre (trébol, semillas de pasto, tubérculos, bellotas, nueces, etc.) es importante considerar la incorporación de forrajes a la alimentación de los pavos domésticos desde una temprana edad, ya que ellos tienen mayor capacidad de admitir dietas ricas en fibra que otras gallináceas, por lo cual el pastoreo o aprovisionamiento de forrajes como la alfalfa en fresco contribuye mucho a disminuir y optimizar los costos de producción, mejorar la conformación músculo-esquéletica de los pavos e incluso se mencionan algunas ventajas en la palatabilidad de la carne en pavos de pastoreo en contraposición a pavos que no reciben ningún tipo de forraje.
Es extremadamente importante alcanzar los objetivos de peso en las curvas de crecimiento corporal de los pavipollos, particularmente durante las primeras 4 a 6 semanas de vida. Una pérdida de peso prematura o falta de crecimiento apropiado de acuerdo a la estirpe y meta de peso específico a una edad determinada de los pavipollos, bajo condiciones comerciales de producción puede ser difícil de recuperar en etapas posteriores. Actualmente se sabe que una privación en el acceso al alimento durante las primeras 48 horas de vida del pavito es detrimental para su rendimiento cárnico posterior, por lo cual lo recomendable es que los pavipollos tengan acceso al alimento lo más rápido posible después de su eclosión (Halevy et al, 2003). Algo que es importante aclarar aquí, es que los requerimientos de proteína, vitaminas y minerales sobre todo al arranque de la crianza son mucho mayores que los requerimientos de estos mismos componentes en pollitos de engorda (Gallus gallus). Por regla general en pavos mayores a las 6 semanas de edad debe proporcionarse el doble de vitaminas y minerales de los requerimientos que muestran por unidad de peso los pollos de engorda en sus fases de engorda y finalización. Se debe prestar especial atención a la ingesta total y parcial de aminoácidos, ya que ésta es importante en todas las etapas de crecimiento del pavo (Veldkamp, 2000). Una ingesta insuficiente de aminoácidos específicamente después de las 14 semanas de edad puede afectar adversamente el peso corporal y el rendimiento cárnico de la pechuga.
Se ha observado que el crecimiento de los huesos en la etapa de crianza y desarrollo de los pavos (0-11 semanas de edad) muestra una tasa muy alta de desarrollo (470% en 11 semanas), llegando a crecer en promedio durante esta etapa hasta 2.1 mm diarios, el incremento diario es 7 veces más rápido que el resto de la vida del pavo, el cual a partir de las 12 semanas de edad los huesos crecen sólo a una tasa de 0.3 mm diarios, de allí la gran importancia de la suplementación alimenticia vitamínica y mineral indicada anteriormente en las dos etapas tempranas de la vida del guajolote doméstico.
La ganancia de peso debe controlarse desde la primer semana de vida, esto se puede efectuar por medio de pesados muestrales semanales, esto con la finalidad de poder anticipar los cambios en la fase de alimentación; o bien, la alimentación puede restringirse en lugares donde la granja se encuentra por arriba de los 1,000 m.s.n.m., donde la restricción alimenticia en algunas estirpes actuales de pavo contribuye a prevenir un aumento en la incidencia de síndrome ascítico, el cual aunque no es tan grave como en los pollos de engorda machos sí puede ser una causa de mortalidad importante en esta especie (Meleagris gallopavo).



Un buen programa de alimentación que considere la inclusión de hasta 6 diferentes tipos de alimentos o etapas alimenticias contribuye a optimizar la ganancia de peso y la uniformidad de la parvada al mismo tiempo que se logra una buena economía a través de una conversión alimenticia apropiada por parte de los guajolotes al final de su etapa productiva.

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